Los pétalos de la alegría

Bajo la luz de la luna de Noviembre,
Vuelan las hojas marchitas;
Yo sueño mirando las ramas de los tilos,
Que se han quedado secas.

Recuerdo a un feliz ruiseñor,
En la frondosa umbría,
Aquel día que deshojaba,
Los pétalos de la alegría.

¡Sí, pétalos de la alegría!,
pétalos de tenues colores,
en mis manos había,
de una delicada rosa,
que de amor se moría.

Pétalos deshojados,
Con aroma dormitados,
Despertaron dentro de mí
Los recuerdos olvidados.

¡Ay... quien fuera pétalos,
en el alma alojados!,
para perfumar el corazón,
que siempre ansía ser amado.

Pétalos que reinas en el cristal de las aguas,
Reflejando la belleza
De todo aquel que os contempla.

Pétalos, uno a uno recogidos,
Posándolos en la cuenca de mis manos,
Sonriendo de esperanza,
Pues juntándoos de nuevo,
Volvíais a ser hermanos.

Hermanos, hijos de la misma madre,
Rosa hermosa y delicada,
Que de tus hijos te has despojado.

Rosa que rebosas alegría desbordada
No nostalgia, ni tristezas,
Alegría,
Porque no ha sido una vida malgastada.



La Rosa

En la tierra hay miles de flores
pero tú “Rosa” reinas sobretodas ellas,
eres la más hermosa, y tus aromas
llenan la vida de angelicales olores.

Eres la flor que nace en un jardín,
con hojas aterciopeladas,
primero eres un bello capullo
floreciendo con esplendor cuando llega el Alba.

Flor que te escondes para dormir al anochecer,
abriendo tus pétalos con armonía y gloria,
despertándote con gotas del rocío fresco al amanecer.
no son lágrimas, son perlas,
que iluminan los rostros de quien te observa.

Fantasía, dichas y amores
envuelves a quien te mira,
tan delicada, dulce y tierna
que quien te observa nunca te olvida.

“Rosa” flor privilegiada,
que mil olores expandes,
con toda una gama de perfumes
que quien está cerca se extasía
para que de ti nunca se olviden,
¡Dios ha puesto en ti todas las virtudes¡



Las Sirenas, el Mar y yo



¡Cómo se refleja la luna en las aguas!
¡Qué bello paisaje en la oscuridad,
Parece una mar de plata,
da a mí vida una profunda claridad.


Pienso en el tiempo perdido,
Allá en la lejanía el océano está tranquilo,
noto que despierta mí corazón dormido.


Santander del alma mía,
siempre contigo sueño
ya sea de noche o de día,
cuando lejos estoy de ti
sigues siendo mí dueño.

Tu calmas mis inquietudes,
das energía a mí ser,
que suspira continuamente
con verte de nuevo otra vez.

Cuando lejos estoy de ti,
todo es cotidiano y duro,
tengo siempre la esperanza de volver
y ver el baile de tus verdes aguas,
esas olas que forman
el manto blanco sobre las rocas.

La leyenda de las SIRENAS
a lo largo de los siglos,
han fascinado a los hombres del mar,
que por oír sus dulces cantos,
a sus brazos querían llegar.

La belleza de las melodías,
las voces en su cantar,
atraían al ser humano
que por acercarse
eran capaces de naufragar.

Santander ejerce en mí,
lo que las SIRENAS al navegante,
por estar cerca de ellas,
son capaces de extraviarse,
para recibir los abrazos del más puro amor,
cobijándose bajos sus brazos.

Hay autores de la antigüedad que dicen
que nunca fue pez, sino ave,
da igual lo que escribieran,
los pescadores darían la vida
por encontrarse con su SIRENA.

Ninfas marinas, con busto de mujer,
cuerpo de pez o de ave,
dicen que os afincáis en los riscos
liberando vuestro canto embriagador
esta noche yo os ruego,
y a orillas del mar espero.

Hijas de Nereo y Dórides,
Nereidas de la mitología clásica,
Sirenas o no,
venid y optad por llevarme,
a ese reino oculto.


¡Dadme la sabiduría de nunca irme!
es un modo de quedarme para siempre
en mí querida Santander,
y no tener que pensar nunca en volver!


 

 

 

 

 

 

 

 

Imagen

Nene Thomas

 

Diseño Web

Betsy

 



contador gratuito